Paso a paso el frío helaba sus huesos mientras que el suelo se iba destruyendo en pequeñas y molestas piedras, era doloroso seguir ese camino pero era el único por el que se podía caminar... Cada vez que el pelo se le movía por el fortísimo viento se paraba y se lo colocaba, quería estar perfecto para su encuentro costase lo que costase...
Poco a poco veía el final del camino, como la luz del quirófano que se confunde con la luz del túnel, y se sentía cansado, apocado, impotente... La torre se divisaba tras pasar por el arco de entrada y, reuniendo las últimas fuerzas, se adentró hasta su destino.
[...] lo consiguió, ya se encuentra ahí, frente a ella, frente a esa ciudad que representa todo lo que siente, todo su ser y todos sus sentimientos. Lentamente levanta la mirada y deja caer una lágrima, susurrando dice: tú eres esa eternidad que nunca pensé poder mirar.
I do now. |
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Resquicio de nuestros gritos.