sábado, 23 de octubre de 2010

El poder humano no tiene límites.

Y el dios dijo al HOMBRE:

«¿Acaso tú inmundo mortal puedes juzgar lo que mi cuerpo desea, puedes acaso imaginar la libertad?
¿Quizá ha pasado por tu decrepito pensamiento la idea de que te puedas comparar conmigo?
Equivocado estás.»

[...] y el HOMBRE respondió:

«¿Acaso tu oh poderoso dios temes de un simple mortal que de lo único capaz es de olvidarte en un apartado de su inmensa mente?»

Y el dios calló en un profundo silencio mientras que se precipitaba en el remolino del Olvido.


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Resquicio de nuestros gritos.