Diciembre.

Hoy llueve, llueve como hacía tiempo no llovía, parece que la navidad está cerca... por eso las nubes lloran. Lloran las nubes porque no son especiales, lloran las estrellas porque las enormes calles de Madrid las eclipsan con sus adornos, llora la luna porque en el mar no riela, llora porque su reflejo nunca se verá tan nítido en el Manzanares... Hoy sólo lloro yo, solamente yo....

[...] corre apresurado por las calles inundadas de lágrimas, a cada paso los reflejos de su rostro se difuminan en graciosos círculos dentro de los charcos y a cada vista atrás se apagan las pequeñas luces que alumbraban su corazón. Las paredes son duras, recubiertas de amores no correspondidos que ser erigen en infinitas torres convirtiéndole en una hormiga más del mundo en el que vive; una hormiga que es observada por la crueldad que reina en un mundo superior, un mundo lleno de odio y maldad... el mundo del ser humano. Él no es inferior, no se siente inferior, el único problema es que no encaja, nada más, sólo eso: no encaja. No encaja en una sociedad absurda, no encaja en un lugar en el que el deseo prevalece sobre la necesidad; no encaja.

[...] tras oír gritos de burla y mofa durante el trayecto por fin llega allí, a su santuario, a ese pico perdido, a ese acantilado que escala poco a poco: desciende, corre, salta... hasta que llega a su destino. Lentamente da los últimos pasos para llegar a su piedra, la piedra que le ha visto crecer a él y a su alma gemela, a ambos: uno aquí y otro allí. Hace mucho viento y el oleaje es más fuerte de lo que nunca antes había sido; agarra los cables, con las manos heladas consigue movilidad y selecciona poco a poco, next tras next hasta que la encuentra: su querida "Standby".

Ahora está bien, se encuentra bien, feliz, lleno. Ahora ya no llora, sólo una lágrima desciende por su enrojecida mejilla, una suave y salada lágrima de felicidad... Ella está con él ahora, ambos parados frente al mar mientras el mundo gira.



Darling you.